¿Pero qué pasa cuando sentimos eso muy a menudo, ante un peligro irreal o situación de estrés continuada?
Pues que ese exceso de adrenalina y, sobre todo, de cortisol (conocida como hormona del estrés), nos puede provocar un sistema inmunológico debilitado, sobrepeso, hipertensión, trastornos del sueño, enfermedades cardíacas, problemas de concentración, de memoria…